sábado, septiembre 23, 2006

Andrés Cursaro


Nació en Neuquén en 1968. Vive en Rada Tilly, Chubut.

del libro Estación/Tierra/Nada (2006, Ed. en Danza)

No sirve el cuchillo siempre
dispuesto a entrar a las carnes
si la carne es caliente
en velas curvas de la noche.
Con la daga viene ese paisaje
no
ya mío ya de nadie
en este pueblo que afila su lengua
y regala piedras antes de mirarse.

.

El cerebro camina muriéndose hacia la memoria del
lugar que nos habitamos donde el recuerdo tuyo ha sido
desalojado de las noches en el viento de la rosa que se
pudre en un florero del silencio que me has regalado
para este fin de infierno nada se muere tanto como este
pensamiento mío como este pensarte tanto que hace
morirme en otro intento de ubicar tus manos aquí muy
cerca de las tardes entreo los aires de este mar helado
empujándome hasta las rodillas de los recuerdos no he
podido desalojarte nada peor que la memoria para una
venganza nada peor para sentirse calladamente muerto
que el olor de la memoria que te busca así de venga la
noche a entrar las cobijas rotas por ese agujero de la
sábana que ha quedado mostrándose solo al colchón de
la memoria recordandomé que aún vivo recordándote y
que quisiera que muera de verguenza de amnesia de
trasnoche frente a todos los papeles casi polvo de donde
surgen todas muertes riéndoseme en tu cara ausente de
nada vamos de nada venimos de nada nos golpearemos
la cabeza hasta que estalle se estrelle donde la luz se
hizo humo donde el humo saca un cigarrillo donde la
botella termine la memoria del lugar que nos habitamos
nada peor para tu venganza que tener que soportar ahora
esta memoria que no me deja morirte ni morirme roto
asilado de tanto buscarte en este puto agujero de la
sábana en el que sin embargo eternamente memoría.

.

La casa se muere dice la casa tiembla cierra las ventanas
pierde el sentido de las horas esa casa ya no es mi casa
grita condenada está la casa que se muere a destiempo
entre las horas de la noche que pueden ser día y abre la
puerta cuando nadie entra se ilumina en plena tarde y se
arranca el pasto raíz a raíz se muere la casa se muere
dice ahora deja que el agua se le filtre por el techo se
empañe el espejo frente al sol no se cuida hasta las
cortinas dejó caer no le importan las piedras perforando
vidrios mi casa muere se muere está mal no reconoce
mis perfumes se quita los clavos y caen cuadros las fotos
que la muestran recién pintada y descascara colores que
bien le hacen se deja golpear por el viento y la tierra que
pasa por los huecos se muere la casa se muere nomás
y el hombre de esa casa muere también amurado a las
paredes las sombras que allí están lo miran caer frotar
las manos en el revoque quitar uno a uno los adornos del
dormitorio levantar la alfombra orinada por los gatos lo
miran caer al hombre de esa casa que muere en cada
ladrillo ve los días que ahora lo llevan a esa misma casa
plena de sol de pasos apurados a los aromas del laurel el
hombre es una hoja de laurel ahora arrojado al medio
del salón donde levanta el piso desde abajo y lo ven caer
también como a esa casa que se muere cerrar la puerta
lo ven escuchar decir se muere la casa se muere no baila
el hombre están ausentes la música las manos que lo
llevan el vestido que lo guía no baila y grita dice que la
casa se le muere que ya no soporta su peso que anoche
dejó caer silencio en el patio y que la lluvia lo ahoga en
ese silencio el hombre de esa casa también escucha a las
paredes abrirse dicen que el hombre de esa casa que
muere con él en çel recién habitada persigue sombras en
paredes que no están en el pasto seco del jardín pero
está muerta la casa en la imagen que encuentra está sin
pintura sin ladrillos cortinas está muerta la casa dice el
hombre que se mira desde la ventana.